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Viriato, Social Media Strategist en el siglo XXI

Durante estos últimos días he estado viendo los capítulos de la serie Hispania, capítulos que narran la historia de como Viriato, un pastor de cabras, puso en jaque junto a sus fieles seguidores a la mismísima Roma.

Al margen de las modificaciones históricas introducidas en el guión para convertirla en un producto televisivo, me preguntaba qué tenía Viriato para encomendarse a su noble causa y que arrastrara tras de él a cientos de seguidores.

Por supuesto había un objetivo que prevalecía en la mente de los más rebeldes, aquéllos que querían defender a toda costa su patria y territorio del invasor. Pero no todos los hispanos estaban por la labor. Convencer a las tribus, reunirlas bajo ese mandato exigió no pocas batallas, hábiles escaramuzas, hasta que el cabrero se hizo un nombre, una  reputación  infalible como guerrero.

Viriato, aparte de ser una  marca, un símbolo que representaba el vínculo más legítimo de cualquier relación, la defensa a ultranza de la libertad, tenía, con independencia de sus habilidades como estratega, un  sentir diferente, un modo de afrontar la adversidad con prudencia o coraje según fuese el caso.

Un líder  no puede liderar si no controla sus emociones, si no busca en el rasero la medida justa para mover a los hombres. Para generar  confianza  debes darte desinteresadamente, de un modo natural y sincero poniendo al servicio de los demás no solo tu espada sino una forma de ser y una capacidad de entrega libre de toda sospecha.

Viriato era un comunicador, un hombre capaz de sopesar las emociones humanas, un hombre justo, sensato, al que no le valía aglutinar seguidores o vender humo a cambio de unos sestercios.

Su mayor triunfo era ser querido por lo que era  y, si levantaba admiración, respeto, confianza, si consiguió liderar, hacer mella en una guerra tan desigual como la de Hispania, fue por su innata convicción de creer y transmitir a todos aquellos hombres y mujeres que el  objetivo  era medible, alcanzable.

Lealtad, compromiso, coherencia, bondad, generosidad, valor, audaz, creativo, resolutivo y, sobre todo hacer de un sueño, un sueño compartido, lejos de lisonjas o halagos permitieron a Viriato enterrar las dudas, gestionar las crisis, buscar en ellas una oportunidad para salir fortalecidos, asentar su credibilidad más allá de una República y ser garantía inexcusable de su pueblo.

Viriato hoy sería, un auténtico corresponsal del destino de una marca, un Social Media Strategist en el campo de batalla, uno de esos que implican a las direcciones más obtusas, más reacias, un hombre en constante crecimiento despojado de esa carga de experto.

En fin sería uno de esos que yo querría en mi equipo por su talante conciliador, por sus valores, por su carácter evangelizador, por reflejar la emoción en cada uno de sus actos, por hacer equipo, comunidad, por ser un brazo extenso donde todos apoyarnos, por liderar siempre la imagen de lo que somos con nuestros aciertos y desencantos.

vía Blog de Juan Antonio Mota

Juan Antonio Mota

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